Inshalá
Acabo de leer el Librero de Kabul de Åsne Seierstad, que es un libro que habla de una familia afgana cuyo patriarca se supone más inteligente, culto y liberado que la media del país.
Contaba la autora (reportera de guerra noruega, que convivió con la familia unos meses) en el prólogo, que la convivencia con ellos fue de lo más cómoda. Que los únicos momentos tensos eran en los que discutía con el padre de familia, sobre el trato que recibían sus mujeres.
Las mujeres en Afganistán, durante la etapa de los talibanes, estaban ocultas. Se encontraban encerradas físicamente bajo los burkas. Se encontraban relegadas al papel de asistentas en sus casas. Tuvieron que dejar sus trabajos y estudios y marcharse a casa, a preparar comidas y lavar ropa.
El Burka es un instrumento opresor masculino. Tan asfixiante, que sólo te deja oler tus propios fluidos. Tan machista, que la rejilla de los ojos es estrecha y para mirar hacia los lados, deben girar la cabeza; así el hombre que las acompaña (porque no pueden salir solas a la calle), sabe si la mujer que ha movido la cabeza, está mirando a otro hombre.
Me sorprende que hasta hace poco los Burkas flotasen por las calles de Afganistán. Pero incluso podríamos decir que el uso del Burka es anecdótico. El problema son las mentalidades que se han ido forjando en este período.
Las actitudes son mucho más difíciles de cambiar que un trozo de tela...
Contaba la autora (reportera de guerra noruega, que convivió con la familia unos meses) en el prólogo, que la convivencia con ellos fue de lo más cómoda. Que los únicos momentos tensos eran en los que discutía con el padre de familia, sobre el trato que recibían sus mujeres.
Las mujeres en Afganistán, durante la etapa de los talibanes, estaban ocultas. Se encontraban encerradas físicamente bajo los burkas. Se encontraban relegadas al papel de asistentas en sus casas. Tuvieron que dejar sus trabajos y estudios y marcharse a casa, a preparar comidas y lavar ropa.
El Burka es un instrumento opresor masculino. Tan asfixiante, que sólo te deja oler tus propios fluidos. Tan machista, que la rejilla de los ojos es estrecha y para mirar hacia los lados, deben girar la cabeza; así el hombre que las acompaña (porque no pueden salir solas a la calle), sabe si la mujer que ha movido la cabeza, está mirando a otro hombre.
Me sorprende que hasta hace poco los Burkas flotasen por las calles de Afganistán. Pero incluso podríamos decir que el uso del Burka es anecdótico. El problema son las mentalidades que se han ido forjando en este período.
Las actitudes son mucho más difíciles de cambiar que un trozo de tela...
3 comentarios
sen -
NZ -
TH -