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mUeRdEmE La bOcA

pOeSíA

...

... Te escribo desde un lugar en el que nunca has estado
donde los trenes no se paran, las naves
no zarpan, un lugar en occidente,
donde mudas paredes de nieve rodean todas las casas,
donde el frío maltrata el cuerpo desnudo de la tierra,
donde la gente es nueva, y los recuerdos
cuando llegan, llegan por correo
no invitados, como los fantasmas.

Éste es un lugar en el que al sol no te calientas,
pero por la noche me derrito como hielo en la ardiente estancia de los sueños
para recoger los placeres llegados del pasado
días arrancados como páginas
y busco al negro gato, al grupo interminable de comensales,
al coro desafinado alrededor de nuestra canción,
atónita...

Plath vs Hughes

Plath vs Hughes Cuando Sylvia Plath vió por primera vez a Ted Hughes en una fiesta, se dirigió hacia donde estaba él y sin decirle nada, le mordió en una mejilla hasta hacerle sangrar. Dicen que después de esto, se encerraron en una habitación y tardaron un buen rato en salir.

Hughes fue lo que Sylvia Plath había estado buscando toda la vida, un hombre inteligente, con carácter, atractivo y que supiese manejarla. Una persona con la que compartir su pasión por la poesía y que la alejase de si misma.

Se casaron, tuvieron dos hijos y poco después él se fue de casa para vivir con otra mujer.

Siempre se ha culpado a Hughes del estado anímico de la poeta, cuando meses más tarde ella arropó a sus hijos de 1 y 3 años, les dejó leche y galletas por si al despertar tenían hambre, cerró la puerta, la tapó con unas toallas mojadas, se dirigió a la cocina y metió la cabeza en el horno de gas. Pero a Sylvia Plath, la idea del suicidio siempre le había revoloteado en la cabeza...

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...