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Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...

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