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mUeRdEmE La bOcA

eScApAdAs

Ole Bcn

Ole Bcn

El fin de semana he estado en Barcelona. Y me he venido tan contenta y tan sorprendida, que quiero irme a vivir allí.

En el Mercado de la Boquería un señor me regaló bombones y me comentó que desde que tenía cinco años sabía que iba a morir en Ronda. Comí alcachofas, bebí cava en el aperitivo y me enamoré en el aeropuerto de un dentista jordano que me lanzaba sonrisas desde el otro lado de la cinta de recogida de equipajes. 

Barcelona es una ciudad europea a pesar de que el pa amb tomaquet sabe como en Almería.

Granada, tierra soñada por mi

Granada, tierra soñada por mi

J., mi compañero de fatigas, de viajes, de películas de Pasolini, de gin tonics azules, de sesiones de fotografía y un largo etcétera, y yo nos dirigimos a Granada el fin de semana pasado para despejarnos del agobiante ambiente malaguita.

Granada siempre me impresiona y me deja en estado catalítico y ausente... Además esa misma mañana había hecho unas fotos bastante chulas y me sentía como una observadora privilegiada de cualquier detalle de la ciudad.

Despúes de las tapillas y de las cervezas nocturnas, nos fuimos por la acera del Darro a dar una vuelta. Yo estaba loca por irme a la cama, J. no se cansaba de buscar la instantánea del fin de semana, yo caminaba delante, él apoyaba su cámara en cualquier muro y disparaba... Un instante, uno de esos momentos sin importancia, nos quedamos mirando la Alhambra, los dos embelesados y hablando en susurros y una estrella fugaz cruza el cielo y se cuela por detrás del palacio...

Calabazas surrealistas

Calabazas surrealistas

El martes, el padre de mi cerdito y yo (que soy la madre), nos fuimos a hacer fotos al Parador de Gibralfaro y luego nos fuimos a Emily, que es un bar decadente, donde el dueño siempre te trata como a un amigo y te sientes melancólico y libre.

Quedan pocos sitios como este. Y cada vez que voy, siento que va a ser la última vez, así que la disfruto a conciencia.

Billie Holiday, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Cole Porter, Art Tatum y J., la combinación perfecta.

Small daily pleasures

Small daily pleasures

Hasta en la oficina encuentro pequeños placeres que edifican mis mañanas y a los que me agarro fuertemente para no desmayarme de hastío.

Hoy la chica de la limpieza me ha regalado una colonia de coco que huele como a sexo recién hecho y que estrenaré para atraer a ArL de nuevo a mi telaraña. Ya os habréis dado cuenta de que soy mala total...

Ir a Madrid este fin de semana me está emocionando. Estoy más nerviosa que un nido de gorriones...

Calidade

Calidade E., es un niño feliz que se despierta con la sonrisa pegada a la boca. Gracias a E. hemos disfrutado Cádiz, hemos hablado mucho, hemos paseado por playas salvajes y nos hemos reído hasta el dolor de estómago.

Un día, vimos ponerse el sol en el mar, como una yema de huevo ardiente cayendo sobre un bol de harina azul. Y entonces, una muchacha lindísima pasó por delante de nosotros, cabalgando a lomos de un caballo tordo, dejando tras ella, las ondas de su melena y un olor a melancolía y amor triste.

Y R. con la felicidad, confundía los nombres de los sitios, a Conil le llamaba Collate, se sumergía en el Atlántico y lanzaba pequeños grititos de frío, pero luego no había quién la sacase del agua. Se le antojó venirse a vivir al sur y quizás algún día lo consiga.

M. lo miraba todo desde esos ojos enormes y en silencio, se peinaba a su manera, con los dedos. Creo que hubo momentos en que tuvo miedo, porque el viaje era desordenado y sobre la marcha, pero luego se relajó y se fue contenta. A mi me gustaría que volviese de vez en cuando, para verla pasear por la arena blanca encerrada en sus pensamientos.

*** Canción: “Galicia Calidade” de Mártires del Compás ***

Saudade

Saudade Hay alguien que se asoma a mi vida de vez en cuando y me deja bien follada y meneándome a ritmo de bossanova, cada vez que me dice: “Hasta otra, preciosa” despidiéndose desde la moto, que ronronea con menos ganas de irse que su dueño.

El niño, viene y se va con la misma facilidad, me roza los labios con los dedos, me voltea, me trastorna, me muerde el lóbulo de la oreja y luego me besa dulcemente, todo esto desde la distancia infinita y con la cabeza complicada por el trabajo.

Tiene la mezcla que más me gusta en un hombre: inteligencia + sensualidad + ternura sin empalagos + control absoluto en la cama + el torso más erótico del mundo

Lo bonito es que nunca hemos querido más de lo que nos dábamos, jamás nos hemos prometido nada, ni hemos hecho planes, ni nos hemos preguntado demasiado, ni nos hemos juzgado... La relación perfecta...

*** Canción para una noche de verano: “Saudade” de Cesaria Evora ***

Pongamos que hablo de Madrid

Pongamos que hablo de Madrid Cuando llegué a Madrid hace cinco años, para instalarme, decidí perderle el miedo provinciano a la ciudad antes de empezar las clases y el trabajo. Me levantaba, me duchaba, me calzaba unas zapatillas color guinda y sin olvidarme el walkman, me ponía en camino.

Era principios de julio y por razones que no vienen al caso, estaba sola casi todo el día. Yo vivía en Avenida de América y desde allí empezaba la ruta diaria. En menos de 1 mes aprendí a manejarme por la ciudad, que no es difícil y descubrí montones de rincones curiosos.

UNOS POCOS RECUERDOS DE ESTOS CINCO AÑOS: la exposición de Palmira Abelló, enseñarle a O la Plaza Mayor en Navidades, el Rastro, el café con mi hermana en el Círculo de Bellas Artes, el Jardín Botánico, la terraza enfrente de Edelweiss que me compraría si me tocase la lotería, mi trozo de césped en el Retiro, el Cine Azul de Gran Vía donde vi Good Bye Lenin!, Casa Manolo (detrás de las Cortes), el aperitivo en el Hotel Ritz con la expedición americana, los besos en la terraza de La Casa Encendida y el miedo que me dio sentirme tan bien con alguien, el zumo de manzana de El Séptimo, las prácticas en el Hospital Gregorio Marañón, la línea naranja del Metro para ir al trabajo, la exposición de Tiziano en exclusiva, las fotografías con la cámara nueva, la boda china, Federico Luppi en la plaza de los cubos, el Mercado de Fuencarral, la Sala La Riviera, ver exposiciones de PHE05 que aún no ha visto nadie, Melinda y Melinda en V.O, comprar fruta y yerbabuena en el Mercado de Prosperidad, el Museo Sorolla, los piononos en Chueca, el violoncelista del pasillo de Diego de León, meterme bajo los aspersores de la Castellana a las dos de la mañana, comer sashimi, un abanico precioso que me regaló el malo, la piscina de Pío XII donde iba a nadar y me sentía nueva, la comida en El Chaflán con un desconocido, ...

*** Canción para el paseo por Madrid: “Little trouble Girl” de Sonic Youth ***

Asturias

Asturias Estoy cansada...

Necesito vacaciones como las de mi infancia...

Ver a mis primos, ir a la playa de Rodiles, tumbarme en el prau a ver las estrellas, comer arroz con leche, montar en bicicleta, ir a coger moras, cortar leña para la chimenea, hacer mermelada con mi madre y ponerla en los alfeizares de las ventanas para que se sequen por arriba, recoger patatas en la aldea, visitar la Feria de Muestras de Gijón con mi hermana...

*** Canción del día: "Chiquilla" de Seguridad Social ***

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...

Presa

Presa Con alas pero sin agujero por el que salir a usarlas, con ilusión sin motivo, con lágrimas de penas interminables.

Estas paredes enjaulan mi alma rebelde. Me retiene el olor de familiaridad de todo esto. La cómoda inercia de lo conocido.

Pero el fantasma de la libertad me silba desde fuera, en forma de viento que podría rozar mi cara, de las hojas que se prenderían en mi pelo, del eco de los búhos guardianes.

Y entonces vuelvo a mirarme y me siento como un cojín (relleno de algo cuyo único sentido es dar forma a lo que lo envuelve). Estoy harta de todo lo que me rodea. Pero el tedio que me acompaña, me dice que también estaría harta de cualquier otra cosa. No es consecuencia el tedio, es un estado por sí mismo. Es un estado pétreo e inamovible. Casi tan pesado como la subjetividad...